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Sacerdote, médico cirujano y capellán del colegio Huinganal.

Tabancureños que Inspiran - Juan Esteban Ureta. Generación 2000

10 de Febrero de 2024

Seguimos con nuestra serie de entrevistas "Tabancureños que Inspiran". Esta vez, ponemos el foco en la historia del padre Juan Esteban Ureta, testimonio vivo de cómo el servicio a los demás puede manifestarse en diferentes facetas de la vida. Su capacidad para integrar la ciencia médica con la espiritualidad es una inspiración para todos nosotros. A continuación, los dejamos con la entrevista que revela cómo a veces lo aparentemente dual o diferente se complementa, y cómo el camino está lleno de bifurcaciones que nos llevan a descubrir nuevas formas de servir y contribuir al bienestar de los demás.

Como médico y sacerdote, has combinado dos campos aparentemente dispares. ¿Cómo fue tu proceso de decisión para seguir ambos caminos y cómo se complementan en tu vida diaria?

En primer lugar me gustaría destacar los puntos que estos dos campos, aparentemente tan dispares, tienen en común. Si lo piensas bien, en ambos te toca un trato directo con las personas, y en los dos estás llamado a ser un instrumento de apoyo en situaciones de necesidad; la enfermedad, en el caso del médico, y el deseo de acercarse a Dios, en el sacerdote.

El proceso de decisión para seguir el camino de la medicina, hunde sus raíces en mi afición por la biología y en una cierta inquietud por aliviar el dolor del prójimo. 

En cuanto al camino sacerdotal, la decisión se fue forjando a fuego lento, ya que comencé el seminario más bien mayor, a la edad de 33 años, aunque ya a los 21 años, mientras cursaba el cuarto año de medicina, sentía que quizás el sacerdocio terminaría siendo mi camino definitivo.

En mi vida diaria como sacerdote, me toca escuchar a mucha gente siendo partícipe, en cierta medida, de sus dolores y aspiraciones. Pienso que la formación médica me facilita ciertas herramientas, que hacen más fácil la acogida a las personas necesitadas de apoyo espiritual, tales como la empatía, la capacidad de escucha atenta y cierta intuición diagnóstica que en ocasiones ayuda a entender el origen de un problema interior.

Tu formación en el colegio Tabancura marcó el inicio de tu camino. ¿Cómo influyó Tabancura en tu desarrollo personal y en la elección de tu vocación dual?

Pienso que el colegio Tabancura influyó de modo determinante en mi camino vocacional. Son muchas las experiencias vividas, las lecciones aprendidas, los ejemplos asimilados y los testimonios de entrega y dedicación que, muchas veces de modo inconsciente, fueron influyendo en mi modo de ser, de pensar y de decidir.

¿Puedes compartir alguna experiencia que haya sido especialmente significativa para ti y cómo la superaste?

Una experiencia de especial relevancia fue un accidente que tuve durante un viaje de vacaciones con amigos en Brasil. Era febrero del año 2004 cuando, paseando por una playa en la costa del estado de Bahía, tomé la mala decisión de darme un mortal, es decir, una voltereta en el aire con la intención de caer de pie, con la "mala suerte" de que el aterrizaje terminó siendo asumido por mi cabeza y cuello. La fallida pirueta tuvo como consecuencia una luxofractura cervical, lesión de alta morbimortalidad. Gracias a Dios, después de una cirugía en Chile, y luego de varios meses en recuperación, acabé sin secuelas.

Durante aquellos meses intensifiqué mi vida de oración y recibí el apoyo constante de ciertas personas que influyeron enormemente en mi decisión de entrega a Dios.

A lo largo de tu vida, has sido fuente de inspiración para muchos. ¿Qué mensaje compartirías con los actuales estudiantes de Tabancura y otros jóvenes que están explorando su propio camino?

Me gustaría que todos experimentaran una gran libertad en sus propias decisiones, que se liberen, con la ayuda de Dios, de todos los condicionamientos que ciertas modas y costumbres actuales buscan imponer en los jóvenes. Pienso en la necesidad de liberarse de ciertas conductas adictivas que consumen sus fuerzas y ahogan su libertad. Que todos los jóvenes tabancureños sepan que están hechos para algo grande, y que su libertad se desarrolla y fortalece cuando se emplea en ideales grandes, como la búsqueda del bien y la entrega en el amor a Dios y al prójimo.

Ahora eres capellán en el colegio Huinganal. ¿Qué significado tiene para ti seguir siendo parte activa de la comunidad educativa?

Para mí, el hecho de trabajar en un colegio significa un constante desafío. Soy consciente de que, en mi personal insignificancia, el Señor ha querido ponerme en lo "alto del monte", para ser visto, para dar testimonio, para irradiar la luz de Dios en los valles oscuros de la sociedad actual. Trabajar en un colegio a la vez me mueve a desarrollar una gran esperanza, pues palpo cada día el gran potencial de santidad que los niños y jóvenes del colegio, aún con sus defectos, albergan en sus corazones inocentes y nobles. 

Agradecemos sinceramente tu tiempo y las valiosas perspectivas que has compartido con nosotros. Tu dedicación y trayectoria son una inspiración para todos nosotros. Sigamos construyendo un camino de  valores, llevando con orgullo el espíritu de Tabancura a cada paso que damos.

¡Gracias por ser parte de "Tabancureños que Inspiran"!

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