“En todo caso, también es muy enriquecedor comprobar que, a pesar de nuestra gran amistad y de la confianza que siempre hemos tenido, Martín y yo hemos seguido caminos bastante distintos, aunque siempre de seguimiento a Cristo. Por eso no deja de ser providencial, y lo veo como un gran detalle del cariño de Dios por nosotros, que después de tantas vueltas que ha dado la vida de cada uno, nos ordenemos el mismo año. Por supuesto que me ha ayudado mucho caminar hacia el sacerdocio con el apoyo y las oraciones de Martín. Y su amistad será mucho más importante cuando los dos seamos sacerdotes, aunque vivamos en países tan lejanos”,

"Por supuesto que me ha ayudado mucho caminar hacia el sacerdocio con el apoyo y las oraciones de Martín. Y su amistad será mucho más importante cuando los dos seamos sacerdotes, aunque vivamos en países tan lejanos"

La ordenación sacerdotal en tiempos de pandemia

En octubre del año pasado fue ordenado como diácono Martín Echeverría, ceremonia que tuvo que ser en un formato distinto al tradicional, adaptándose a los protocolos sanitarios: “Uno siempre se ordena en la catedral de la diócesis, pero debido a estos tiempos, la celebración fue en el Cerro San Cristóbal porque tenía que ser al aire libre por el Covid y para tener aforo de 10 personas extra, por lo que solo me acompañó mi familia”. Para la ordenación, la diócesis ya fijó como fecha el 10 de julio, pero sin un lugar definido, ya que esperan poder celebrar la ceremonia en la comuna que permita la mayor cantidad de aforo.

A diferencia de Chile, en Roma, el aforo en las iglesias depende de su tamaño. La ordenación sacerdotal de Gaspar Brahm fue en la basílica de Sant Eugenio, junto a otros 26 diáconos del Opus Dei, y donde asistieron cerca de 300 personas. “Tuvimos la suerte de ser ordenados por Mons. Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia y secretario personal del Papa emérito Benedicto XVI. Pero el momento culmen es, sin duda, la imposición de las manos del obispo y las palabras consagratorias: es ahí cuando cada uno podía pensar lleno de agradecimiento ahora soy un sacerdote de Cristo’”, comentó el sacerdote, quien fue acompañado por algunos familiares de manera presencial, y por el resto de sus conocidos en modalidad virtual, quienes tuvieron que madrugar para presenciar la ceremonia, que fue cercana a las 4 de la madrugada en Chile.

El Tabancura y sus vocaciones

“La familia es lo primero, pero yo aprendí a rezar en el Colegio, donde adquirí el hábito de oración, tuve el apoyo de los curas, confesión frecuente y el lujo de la misa diaria. Un momento muy decisivo para conocer a Dios fue antes de la confirmación, cuando en tercero medio me preparé para recibir ese sacramento. Lo hice muy a conciencia y con bastante planificación, siendo uno de los hitos más importantes de mi vida”, señaló Martín.

"La familia es lo primero, pero yo aprendí a rezar en el Colegio, donde adquirí el hábito de oración"

“Lo principal que me enseñó el Colegio ha sido darme cuenta de que vale la pena perder unos segundos para estar con Dios. En el colegio aprendí que en la medida en que más me acercaba a Dios, más gana tenía también de comprender el mundo en el que vivía y de compartir la propia vida con los demás”, concluyó Gaspar.

Desde La Florida y Roma, ambos ex alumnos enviaron un afectuoso saludo a la comunidad Tabancureña, pidiendo que encomienden en sus oraciones a los sacerdotes y las vocaciones, en especial la próxima ordenación de Martín Echeverría.